En cualquier trabajo habrá al menos un jefe, en algunos casos varios, son necesarios no sólo para cumplir jerarquía sino para organizar y delegar las actividades.
En Nicaragua, así como en cualquier otro país, hay jefes de todos los tipos: los agradables y los insoportables, en todo puesto laboral existe alguno con una identidad particular con quien debemos lidiar en el día a día.
¿Cómo es tu jefe?
1. Exigente: entre más producen sus empleados, más trabajo les asigna.
2. Impaciente: delega y delega y quiere que todo se haga tan rápido como lo asigna, desconoce del proceso y espera que todo esté listo en pocos minutos.
En los dos tipos anteriores, el exigente y el impaciente, no debemos olvidar que en algunos casos nuestros jefes están supeditados a las órdenes de los jefes de jefes y no es que quieran ser severos sino que para hacer bien su trabajo deben exigir a los que tienen a su cargo.
3. Ogro: el que se enoja por todo y por nada, él que le basta un mínimo error para ofender o regañar, al que todos le tienen miedo y se siente jefe por su poder de intimidar a los demás.
Tener un jefe del que sólo recibirás críticas, insultos o malos gestos puede ser desgastante, estresante y hasta frustrante para todo empleado, para evitar estas situaciones debes ser bastante maduro con tus actos, toma lo que te diga como un consejo, evalúa tus acciones y trata de cumplir siempre con las funciones asignadas, contradecirlo o mostrar debilidad no le hará bien a tu salud ni a tu record laboral.
4. Tacaño: cuando de tu jefe depende un aumento salarial y aunque los cotos de la vida se eleven a él no se le cruza por la mente valorar la calidad de tu trabajo y premiarte con un poco más de ingresos económicos.
Evalúa la calidad de tu trabajo, el tiempo que llevas dentro de la empresa y los sueldos de colegas en empresas similares; compáralo con tus condiciones y concluye en si te mereces o no un aumento, busca a tu jefe en el momento crucial para dialogar sin exigir.
6. Entusiasta: el jefe que por muy mala que esté la situación de la empresa, él siempre anda con una sonrisa y con pensamiento positivo para transmitir buenas vibras a su equipo de trabajo.
Los jefes son como la familia, no los podemos elegir, los conocemos hasta que estamos en el lugar que nos corresponde y aunque si puedes cambiar de trabajo y tener otro jefe nada te asegura que el próximo jefe será mejor.
La falta de oportunidades laborales es la realidad de muchos países latinoamericanos como Nicaragua, así que no te des el lujo de abandonar tu trabajo por un disgusto momentáneo, limítate a cumplir con tus obligaciones y controla tus emociones para poder convivir con tu jefe.
Autor: Tecoloco Nicaragua
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